LA MUERTE DE CANAL 9

Esta columna fue publicada por Luis Ventura en Primicias Ya
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No hay peor muerte que la resignación. El momento mismo en que uno baja los brazos y elige no luchar más es la consumación de la derrota, la llegada al triste destino de la nada. La muerte vegetativa, sin resistencia, neutra, híbrida, sin padres ni herederos, seca, impávida, desoladora, tremenda. Eso le está pasando a Canal 9 hoy. ¡Y nadie lo dice, loco! Se muere una fuente de laburo, una ventana de comunicación, un lugar, un emisor. Y todos lo sabemos y prefieren el silencio una vez más. Toda una historia y nadie detectó la agonía. Ni siquiera eso. Un pedazo grande de los medios está siendo enterrado con vida y sin ninguna esperanza. Con los ojos abiertos y con el cuerpo caliente.

Ya no hablemos de aquella joya de canal que fue el 9 de Romay. Refugio inagotable de grandes actores De ciclos inmortales de ficción como "Alta comedia", "El hombre que volvió de la muerte", "El precio del poder", o novelas de colección como "María", "Malevo", "La extraña dama" o las mediciones ultrasónicas como fueron "Las mil y una de Sapag" superando los 40 puntos de rating, y ni que hablar de los ciclos del Negro Olmedo y el Gordo Porcel. ¡Tantos títulos y tantas glorias!
¡Jé! Ahora lo que nos propone esta pantalla de un tal Angel González es una telenovela que se llama, llamó o no sé si está. "Uga Uga". ¿Alguien la vio? ¿Vos sabés si está en el aire, qué días va o en qué horario? Vamos a hablar en serio, ¿Puede importarle a alguien que una ficción se llame "Uga Uga"? Bueno, eso es hoy Canal 9.
Repasá su programación y te vas a dar cuenta que el paciente está en estado vegetativo. Vivo pero sin síntomas vitales. Todo está cocinado para que cierren las cuentas. Frías, calculadas y medidas como cuando te toman los números para armarte el ataúd. Matemáticas puras, sin corazón ni pulsaciones: entra tanto, que no salga más que eso y metemos latas en pantalla a morir y a quién le importa si despiden a un trabajador de la tele, a dos, a diez, o a cien. Echaron gente a lo bobo y no lo vi ni lo escuché en los medios. Apenas murmuraciones, algún cartelito a la perdida y mucho silencio. Una muerte silenciosa, sin lucha ni rebelión. Sólo resignación.
Pensar que El Zar redondeó un negocio inmobiliario majestuoso con la venta de los estudios del Pasaje Gelly y dibujó un nuevo canal en las ruinas de lo que épocas del proceso fue un centro de detención y tortura. ¡Ahí inventó un canal! En el desierto mismo. Después lo vendió y se llamó Azul, pero era el 9. Por ahí pasaron los Avila, Monetta, hasta llegar al envión mediático de Hadad. A favor o en contra, empresarios que la pelearon desde su lugar y con su gente. Desde adentro.
Pensar que con el "Turco" Hadad, cuando el 9 volvió a ser un canal, en algún momento llegó a ganarle el "prime time" a Telefe que hacía siglos que no lo perdía. Le quitó la escolta de las mediciones a Canal 13, le mojó la oreja al monstruo Clarín y se dio el lujo de contratar a Marcelo Tinelli y a fantasear con tener a Susana Giménez y a Mirtha Legrand juntas.
¡Por favor! Están vaciando una pantalla de contenidos. Te gustaran o no, pero con vida. Con trabajadores que trabajaban, que cobraban sueldos, con familiares que comían y se educaban, que cumplían horarios, con creativos que imaginaban, departamentos de arte que funcionaban, periodistas que hacían informativos, gerentes que programaban. Hoy el silencio no es salud, es señal de cementerio.
¿Por qué? Muy fácil. Porque nadie se pregunta quién es "El Fantasma". Dónde están los vigiladotes de los medios para hurgar un poco en lo que fue la venta y el otorgamiento del canal a un tipo como este Angel González al que no se le conoce la cara. Alguno sabe de dónde sacó la guita para ponerla toda en una emisora, siendo extranjero, con unos antecedentes que sería muy bueno que alguno se dignara a publicar y que muchos de los que estamos en el medio, seguimos y preferimos mirar para otro lado.
Me duele, viejo, que Canal 9 aunque sea competencia de mi calida América esté como está, me causa pena. Con gente en la calle en forma de goteo, sin ruidos, paulatinamente y llevando a cabo una extinción que sólo terminara poniendo latas extranjeras en la pantalla y dejando a muchos laburantes afuera de la rueda, con un canal en funcionamiento pero sin vida.
Vayan a los países adonde este "Fantasma" que no quiere que le saquen fotos a su rostro, vaya a saber uno por por qué, y averigüen cómo son sus grillas, sus negocios y su ficha. Fotos que podrían ser comparadas con otras que no le traen tan buenos recuerdos. De un canal con vida, con pulsaciones y vibraciones, llegamos a esta programación paupérrima, lastimosa y que da tristeza porque está muerta. Y lo peor es el silencio y la resignación que me devuelven las caras, los rostros y la gente que trabaja en la planta.
¡Basta de mirar para otro lado! Empecemos al menos a decirlo con todas las letras. Como pasó en Uruguay, que cuando este muchacho que envía las órdenes de México y de Miami para que las ejecuten muy lejos de sus empleados y de la gente, alguien le diga que la ley argentina no debería permitir que él tenga este canal en la Argentina. Por más papelerío y testaferros que quieran poner. ¡Es así! En Uruguay le frenaron la compra de 7 emisoras de radio en 3 millones de dólares, que quiso adquirir con el mismo mecanismo con que logró este Canal 9, porque lograron comprobar o clarificar la maniobra.
¿Dónde están los controladores de gestiones, de antecedentes y demás yerbas para rescatar a un canal como fue el 9? Cuna de estrellas, de éxitos, de trabajadores impresionantes, de periodistas sublimes. Pero ahí está este nuevo canal de Angel González, con mucha gente en la calle, pocos laburantes en funciones y "Uga Uga" como alternativa de productos. Si lo dejan morir, al menos que no sea en silencio. Que los medios, la opinión pública y los que estamos en el gremio al menos que se nos caiga una lágrima o peguemos un grito. Que no haya resignación, apenas un gesto de rebelión."