BUENA IDEA MAL EJECUTADA

Esta es la crítica de la nueva sitcom " Uno de dos" protagonizada por Florencia Peña, Luis Luque y Fabián Vena.

" Es una familia disfuncional, anormal. En síntesis: es genial", tal es el razonamiento (muy televisivo, por cierto) del director de un reality show a la hora de venderle la participación del árido matrimonio que componen Eva (Florencia Peña) y Oscar (Luis Luque) al director de programación del canal que emite el ciclo Intercambiando esposos. A la luz de lo visto en el primer capítulo de la nueva sitcom de Telefé, tal línea de pensamiento parece haber jugado un papel igualmente destacado en la construcción de Una de dos, una comedia tan pródiga en potenciales situaciones humorísticas como mezquina en su ejecución.

La intervención de la pareja protagónica en este programa-dentro-del-programa dará comienzo a las peripecias que desarrolla Una de dos al separar físicamente a los esposos, ya de por sí distanciados en materia romántica, y ocupar el lugar del tacaño y vago marido fiel con un engolado príncipe azul (Fabián Vena). El galán, que luego se revelará como actor contratado para garantizar el drama televisivo, terminará de consolidar el triángulo al enamorarse de la dueña de casa e instalarse allí cuando ésta se confiese -la audiencia se pregunta una y otra vez por qué- incapaz de elegir entre sus dos "maridos".

Este prometedor punto de partida tiene, sin embargo, un problema, uno que parece constitutivo de las sitcoms argentinas, tan preocupadas como el director del reality ficticio con subir el listón de la disfuncionalidad familiar -a estas alturas, una de las convenciones más transitadas de la pantalla chica- como para detenerse demasiado en la construcción de una relación verosímil entre los personajes (con los que el público debería ser capaz de relacionarse, al menos por oposición).

Y hay bastante poco con lo que identificarse en Una de dos , comenzando por su trillado guión, que abusa de partes teatrales, reflexiones en voz alta, alguna que otra grosería y miradas cómplices a cámara para suplir su falta de sustancia u originalidad de su punto de vista.

Esto es especialmente cierto en el caso de Peña, que enfrentada a la falta de trazos distintivos para su Eva, echa mano a sus recientes y disímiles Moni Argento y brujita Samantha de Hechizada . Tampoco dos probados intérpretes como Vena y Luque tienen mejor suerte con sus papeles, con aún menos matices y simpatía que el femenino.

En definitiva, por más atractiva que sea la anécdota -con las potencialidades de su puesta en abismo- el futuro del ciclo depende de su capacidad de desarrollar la relación entre sus tres personajes. Mientras no lo haga, la comedia correrá la suerte de la audiencia, privada hasta de poder reconocer por sí misma el remate de los chistes, telegrafiados aquí por un molesto ruidito y una desganada risa grabada.
Dolores Graña
Fuente : Derf despachos

Lokilla : Esto me hace acordar al secundario, cuando uno decía "me estudié todo pero no sé lo que pasó , se me puso la mente en blanco, no me acuerdo de nada". En ese caso, el profesor decidía poner una mala nota. No alcanza con las buenas intenciones, sobretodo en el prime time de un canal líder como Telefe.