FIESTA TOP CON "SORPRESA"

"Entre la pista de baile, los reservados y el vip, la disco apenas supera los 100 metros cuadrados. Agolpados ante la falta de espacio, los cuerpos de los ricos y famosos no paraban de rozarse y sacudirse unos contra otros, en lo que seguramente fue la última fiesta superexclusiva de la temporada. El evento, organizado la noche del viernes por el empresario Cristiano Rattazzi (presidente de Fiat Argentina), se realizó en Tequila, un boliche ubicado en La Barra en el que, para lograr ingresar, la gente llega a pagar hasta 1.000 dólares.

Amurallado por un pelotón de custodios dispuestos a imponer su rudeza a la hora de decidir quién refleja el glamour suficiente para merecer el ingreso, la disco recibió a un séquito de celebridades de diferente calibre. Uno de los primeros en llegar fue Gustavo Cerati, acompañado por una esbelta rubia con peinado afro que, frente a frente, parecía sacarle media cabeza. Unos metros más allá, desparramado en un sillón, Julio Bocca reía rodeado de amigos mientras un mozo, cuya única misión fue la de mantener siempre llena su copa de champán, no dejaba ni un instante al bailarín, que lució su cabeza rapada.

Otro que parecía estar pasándola bomba era Franco Macri. Aunque no así su hija Florencia que, algo malhumorada y en compañía de su novio, Nicolás Barlaro (estuvo preso 19 meses por secuestrador), pasó buena parte de la noche sin encontrar un lugar tranquilo para ubicarse. En el medio de la pista de baile, pero sin menear su cuerpo, el periodista Mariano Grondona se esmeraba en mantener una conversación con los empresarios Santiago Soldati y Eduardo Constantini, incómodos porque la intensa música tecno los obligaba a levantar la voz para escucharse.

Siempre atento al tapeo de pescado crudo y al risotto con mariscos, Guillermo Coppola, acompañado por su novia, mostraba cierta dificultad para comer con los palillos chinos. Problema que no tuvo el Coco Basile, ya que un amigo suyo le solucionó el desafío pidiendo un tenedor.

Enamorado, "Corcho" Rodríguez no dejó de abrazar a Verónica Lozano y su panza de embarazada, con su mano ligeramente metida en el diminuto bolsillo trasero del jean de la conductora. Con el pelo largo ocultando buena parte de su rostro, el ex de Susana Giménez, a pesar del calor, jamás atinó a sacarse la campera de cuero, como si a pesar de haber llegado hace ya varias horas siempre necesite estar listo para marcharse.

Lejos, los más cancheros en esto de fiestas exclusivas parecieron ser los modelos Iván de Pineda y Martín Barrantes. Graciosos y movedizos, no paraban de saludar a todo el mundo y, obvio, monopolizaron las miradas femeninas. "No hay tanta diferencia entre una pasarela y recorrer un boliche de este tipo. El glamour es el mismo, todos los saben y vienen a buscar eso", señaló Pineda."

(Mariano Roa, enviado de Clarin en Punta del Ete)